Hacia 1851 Frederick Scott Archer desarrolló un método que, a diferencia del daguerrotipo, permitía hacer varias copias de la fotografía tomada.

El proceso estaba basado en un líquido viscoso fotosensibilizado con nitrato de plata que se vertía sobre una placa de vidrio, recubriéndola por completo. Esta placa emulsionada era colocada en el plano focal de la cámara oscura y expuesta a la luz mientras todavía está húmeda. Luego de ser procesada, la placa se convertía en un negativo que podía ser copiado por contacto sobre papel.

Era un procedimiento lento y penoso, pero con el empleo de este procedimiento se consiguió reducir el tiempo de exposición a unos pocos segundos, posibilitando que la fotografía de ocupase de nuevos motivos y temáticas. Su generalización motivó el abandono del empleo de otros procedimientos como el daguerrotipo, ya que permitía obtener varias copias. Una copia de un negativo de colodión húmedo podía costar la décima parte de un daguerrotipo.