Una antigua paradoja argumentada por el filósofo Jean Buridan en el siglo XII se refiere a un asno que, enfrentado a un montón de avena y a un cubo de agua, murió de hambre, o de sed, al no poder decidir cual tomaría primero. El asno de Buridan muere a causa de la indecisión.

Ese mismo tipo de indecisión se está apoderando de muchos fotógrafos. ¿Conviene migrar a la nueva herramienta o quedarse tranquilo esperando?

Si tomamos como ejemplo lo que le ocurrió al pobre asno, lo más sensato sería probar un poco de cada cosa, a ver qué sabor tienen.

En primer término debemos decir que Lightroom no es un programa de “retoque”. Si usted necesita remover puntos, sacar arrugas o quitar cables de una foto, deberá seguir usando Photoshop o un programa similar. Lightroom no sirve para mover píxeles.

Pero si lo que necesita es procesar grandes cantidades de fotos, hacer balance de blancos, aplicar correcciones generales, encuadrar y crear muestras a diferentes tamaños y formatos, Lightroom será de gran ayuda para usted. Lightroom apunta a lo urgente.

Con el establecimiento a nivel mundial del formato Camera RAW como standard para todas las aplicaciones serias de la fotografía, Lightroom se constituye en la herramienta ideal para que el fotógrafo pueda manejar velozmente grandes volúmenes de imágenes.

También existen soluciones intermedias: si usted hace fotografía de bodas puede procesar las fotografías “sin problemas” con Lightroom y dejar un porcentaje pequeño de fotos “con problemas” (que no deberían pasar del 15% del trabajo total) para ser retocadas en Photoshop.

En el caso de la fotografía editorial y publicitaria y también en fotografía artística, permite organizar diferentes “colecciones” para ser analizadas en diferentes contextos o con diferentes ajustes.

El motor interno de Lightroom y del módulo Camera RAW es el mismo, los ajustes, la interpolación y el procesado de la imagen serán iguales, de modo que la calidad del producto final será la misma. Los cambios hechos en Lightroom podrán visualizarse en Photoshop y viceversa. No obstante, las mejoras en la interfaz y la velocidad hacen que el fotógrafo se sienta un poco más cómodo para tomar decisiones. Por lo menos esa es mi sensación. Realmente, no hay necesidad de arrancar un programa del tamaño de Photoshop para abrir fotos una por una y ajustarles los niveles.

Esta versión es sumamente rápida y en ciertas prestaciones, como la carga de archivos y el zoom supera a Adobe Bridge. El editor de marcas de agua es muy veloz y práctico, y el modulo de exportación de video permite agregar audio, determinar duraciones y transiciones. El módulo de impresión ayuda a crear páginas con fotos múltiples, sombras y encuadres.

¿Cuánto puede crecer Lightroom?  ¿Continuará como una aplicación independiente? No se pierda los próximos capítulos!

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