Caravaggio

La vocación de San Mateo. Óleo sobre lienzo, h. 1599-1600. Capilla Contarelli, Roma.

En Arte y Percepción Visual, un libro ineludible para  los fotógrafos, Rudolf Arnheim analiza la manera  en que nuestra visión percibe y crea el arte.

En este libro encontramos una cita muy interesante. Arneheim dice que el pintor italiano Michelangelo  Caravaggio (1571 – 1610): «… prepara la vista para la enfática luz  eléctrica del siglo XX…” (1)

Esta cita podría recordarnos además, y entre otras cosas, que el uso de la luz eléctrica en la representación visual del mundo tiene sólo algunas décadas de historia, y también que las leyes de la iluminación se mantienen constantes desde hace más de 400 años.

Jhoannes Vermeer

El análisis de la iluminación en la pintura,  a partir del renacimiento, está basado en la observación de las personas y la naturaleza, principalmente a la luz del sol.

 

Iluminación Fotografía

Taller de un fotógrafo de principios del siglo XX

 

Los primeros fotógrafos también obtenían sus imágenes ante la luz del sol y, eventualmente, acondicionaban sus estudios para aprovechar y difundir la luz solar  a través de grandes ventanales, controlándola parcialmente mediante cortinas y difusores. Cuando  las  lámparas eléctricas permitieron  la  iluminación artificial de hogares y ciudades, la pintura ya había  abandonado la pretensión de reproducir el mundo de manera realista,  quedando esa tarea en manos de la fotografía. A partir del siglo XX encontramos una alianza entre la luz eléctrica y la fotografía. La baja sensibilidad  del proceso fotográfico,  ya popularizado, y la demanda comercial de fotografías favorecen la aparición de  luces especiales para los fotógrafos, que deben atender a su clientela a toda hora y en diferentes climas.  Por esos años se utilizó como fuente de luz el magnesio.

Fotógrafo

Fotógrafo tomando una foto con ayuda del polvo de magnesio

Para tomar fotos nocturnas el fotógrafo contaba con un dispositivo manual que ponía en combustión un polvo inflamable que al  encenderse   despedía  una viva luz. El sincronismo con la cámara se hacía de modo manual. Como se trataba de una fuente pirotécnica,  solían ocurrir accidentes y el ingenio popular rescató anéctotas  mas o menos veraces de fotógrafos y modelos chamuscados. Estas primeras luces artificiales son las lámparas de arco, fuentes puntuales  de alta potencia que crean luz a partir de una descarga  eléctrica entre dos electrodos de carbón. La propia naturaleza eficiente de una fuente luminosa eléctrica consiste en brindar la mayor cantidad de luz concentrada en el menor espacio, por lo que estas  fuentes eléctricas tienden a ser duras.

Fotógrafía de estudio

Fotografía en estudio con lámpara de arco

Fue así que los fotógrafos comenzaron a emplear las cortinas y difusores que usaban en sus estudios con el fin de difundir la luz solar para  tamizar la dura luz producida por los focos puntuales de la luz artificial. Luego colocaron paneles laterales para impedir que la luz no tamizada invadiera el estudio, con lo que las fuentes de luz tomaban un aspecto similar a las cajas difusoras o boxes actuales. Así fue el comienzo de la iluminación artificial.

Reflector Fresnel

Hacia 1920, el desarrollo de la industria cinematográfica planteó nuevos desafíos: filmando en interiores a 18 cuadros por segundo, con un tiempo de obturación de 1/30 de segundo, película de ISO 20 y lentes de f/3,5  de apertura máxima se hacía necesario el uso de fuentes luminosas de gran potencia. Los  decorados debían ser iluminados a cierta distancia y para ello comenzaron a emplearse fuentes de luz eléctrica equipadas con un lente y un espejo que dirigían la luz de la lámpara. Primero se emplearon lentes de condensador plano convexos,  en un tipo de reflectores que provenían del teatro  y luego lentes  de  Fresnel.

George Hurrel

El fotógrafo George Hurrel trabajando en su estudio

El cine impuso así un estilo basado en la luz dirigida, que pronto fue aceptado por los fotógrafos y su público  que veía como sus retratos repetían la valorada estética cinematográfica. A partir de 1950, con el aumento de sensibilidad de las películas y luminosidad de los lentes, junto a las exigencias de impresión de las grandes revistas ilustradas, prevalece un estilo de luz más difusa y envolvente, logrado mediante funtes de luz abiertas equipadas con lámparas de filamento sobrevoltadas.

Fotógrafo Irving Penn

Foto de Irving Penn para Vogue – 1947

Fueron las lámparas Argaphoto de 3.200 K (que aun se fabrican) y las Photoflood (de 3200 y 3.400 en su versión “azul”). Estas últimas eran esenciales para trabajar en color. También fueron muy populares entre los fotógrafos las lámparas Photolita de Phillips, quye también se siguen fabricando. Para lograr instantáneas con un poco mas de seguridad y agilidad surgieron las lámparas flashgun,  que contenían en una ampolla de vidrio cerrada una sustancia  que explotaba y desprendía una luz similar a la del magnesio. Una de las  habilidades de los reporteros graficos de la época era cambiar la lámpara y la placa de su Grafle de 10 x 12 en segundos.  El reportero gráfico estadounidense Arthur Feelig , mas  conocido como Weegee, hizo de la fotografía con este tipo de flashes  su marca personal Un poco mas tarde  comenzaron a  difundirse  también los  primeros flashes electrónicos, primero en su versión de estudio y mas tarde portátiles, como el Multiblitz Report y el Multiblitz Press, que usaban como fuente de alimentación  una batería  líquida con ácido  que mas de una vez, al derramarse,   hacía estragos en el atuendo de los fotógrafos de la época. Hoy, la fuente de luz artificial más utilizada es el flash, en sus versiones de estudio y  dedicado. El flash es  una fuente que produce una descarga eléctrica entre dos electrodos encerrados en una ampolla llena de gas, de un modo similar a las primitivas luces de arco.

Flash de estudio Bowens en posición «Bare Bulb»

El flash de estudio contiene  una lámpara de flash y una luz continua de testigo que permitirá su direccionamiento y la elaboración de un esquema luminoso en combinación con otros flashes. Funciona con 220 volts y se lo utiliza en un trípode. Para dispararlos sincrónicamente con la cámara se emplea un cable o un disparador de radio conectado a la cámara   Los flashes dedicados son unidades pequeñas, pueden ser usados sobre la cámara o fuera de esta y tienen un sistema de control de la exposición que funciona junto con la cámara. Con varios flashes dedicados podemos producir iluminación desde varios puntos, sin cables de alimentación o sincronismo y con la exposición controlada desde la misma cámara. Si los flashes se mueven, la iluminación se mantiene constante. En la actualidad coexisten una gran cantidad de estilos y procesos de iluminación, muchas veces relacionados con la post-producción digital. La digitalización de la fotografía permitió también diseños más audaces en las fuentes de luz, cuyos resultados pueden ser conocidos y  controlados de manera instantánea.

accesorios flash

Contamos con una enorme gama de dispositivos para controlar nuestras flashes de estudio y portátiles, que siguen siendo fuentes puntuales de gran intensidad. Paraguas, cajas difusoras, difusores  portátiles, tubos o snoots, panales de abeja, paneles difusores o reflectores  forman parte de nuestro arsenal fotográfico. Mariano Molinari Bibliografía: (1)    ARNHEIM, RUDOLF: “Arte y Percepción Visual” Psicología de la Visión Creadora 1957 – Eudeba Edic. 1962 – Cap. VI – LA LUZ


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