En los viejos tiempos de la fotografía analógica, había dos dispositivos de acceso difícil para el común de los mortales.

Uno era el spot-meter, fotómetro de luz reflejada de 1 grado de cobertura que los fotógrafos comprábamos un poco inseguros acerca de su real utilidad, y que nos abría luego de la adquisición un panorama de enormes posibilidades.

El otro era el densitómetro, un fotómetro especializado en hacer mediciones de negativos, transparencias o copias. Estaba reservado a las grandes empresas de fotografía, a algunos laboratorios y a las grandes imprentas.

El precio de un densitómetro oscila alrededor de los 2000 dólares, y permite al usuario determinar exactamente los colores de una transparencia o un negativo

Confieso que tuve un spot-meter, pero que nunca compré un densitómetro. No pasé el nivel artesanal del copiado en papel color para mis trabajos, y confié siempre el revelado de las películas en color a buenos laboratorios.

Imagínense cual sería mi sorpresa cuando comencé a usar el Photoshop 2.5, hace 14 años, y descubrí que existía una herramienta llamada Eyedropper/Gotero asociada a un paleta llamada Info. Juntos, informaban el valor de cada píxel del archivo fotográfico en una secuencia de valores RGB.

Ahora todos teníamos un spot-meter combinado con un densitómetro en nuestra computadora, funcionando con una exactitud antes imposible de imaginar. Podíamos saber si un fondo blanco era realmente blanco o azulado. Podíamos encontrar nuestro valor predilecto para representar un vestido, un cielo o un objeto.

Sin embargo, sabemos que estas herramientas digitales carecen de una utilidad de control verdadero si no se emplea junto a ellas un motivo estandarizado.

En efecto, alguien puede decir: «A mi los blancos me salen muy bien…». Pero ¿de qué blanco hablamos? ¿El de la pared pintada hace 4 años con pintura al látex? ¿El de un envase de detergente? ¿El de vestido de una novia? ¿O el de un vaso de leche?

Los grises, ¿A que valores corresponden? ¿A la mesada de fórmica? ¿Al color del teléfono celular o a al de mi remera?

Para los laboratorios puede ser importante, además de controlar los parches de color generados por los mismos equipos de impresión, fotografiar una carta de grises y ver si resulta posible hacer una foto y reproducirla. Después de todo, es lo que harán los fotógrafos.

Controlar un equipo (Cámara, minilab, plotter) que puede valer desde 1500 a 120.000 dólares con este método es una muestra de subdesarrollo. El resultado: una infinita cantidad de palabras, opiniones, apreciaciones, supersticiones, tiempo y dinero perdido para los fotógrafos, los estudios, los laboratorios y las empresas.

Michael Langford en su Tratado de Fotografía, en su edición de editorial Omega de 1972 dice:
«Los simples términos ‘rojo oscuro’ o ‘amarillento’ o ‘rosado’ son descripciones en extremo imprecisas de los colores que habitualmente encontramos. Las tres variables usadas por los físicos para describir un color son su Tonalidad (Hue), su Saturación (Saturation) y su Luminancia (Luminance)»

Estos parámetros, denominados HSL, y sus equivalentes RGB pueden ser analizados con casi cualquier software de edición fotográfica actual.

Las herramientas de control

Los patrones que están al alcance de los fotógrafos son las cartas y escalas de grises Kodak, Macbeth, Tetenal, Digital Gray Kard, y de otras marcas.

Estas escalas consisten en un soporte impreso con pigmentos absolutamente neutros en un proceso de alta calidad, que luego son testeados en un colorímetro de laboratorio para garantizar su contenido cromático. Por eso resulta imposible su producción fuera de estos ámbitos. Su costo es también alto por estas mismas razones.

Una escala de gris Kodak. Nótese que la toma está hecha con un flash de estudio sin paraguas, caja ni reflector. Se empleó la lámpara de flash desnuda.

La misma situación empleando una Digital Gray Kard

Control de color en la cámara

Para saber si nuestra combinación Cámara/Fuente de Iluminación está funcionando correctamente, fotografiamos una escala de grises neutros calibrada con nuestro método habitual de trabajo y luego analizamos este archivo en Photoshop.

  1. Vamos a la herramienta Eyedropper/Gotero y abriendo la paleta Info, posicionamos la herramienta sobre un parche de color neutro. Es útil configurar el Gotero en 5 x 5 pixeles en las opciones de la herramienta, para hacer un pequeño promedio y no vernos sorprendidos por pixeles de valores excepcionales debidos al ruido de imagen.
  2. Si el valor de la lectura para un parche gris medio está equilibrado, es decir si los valores RGB son similares entre sí, por ejemplo R: 130 G:130 B:130, esto significará que el resultado es correcto y que todas las fotografías que tomemos con esta cámara, con este balance de blanco y bajo estas condiciones de iluminación tendrán un balance de blancos correcto.
  3. Pero ¿que ocurre si los valores están desplazados? Una lectura R:134G:129 B:125 nos estará indicando una dominante anaranjada. ¿A que se debe? ¿Los paraguas en que rebotamos el flash son viejos? ¿Regulamos bien el balance de blanco en la cámara?
  4. Estas mediciones precisas son posibles solamente a partir de una herramienta calibrada. No sirve de nada hacer este control basándose en la hoja de un cuaderno en una pared o en un trabajo para entregar

Control de color en la impresión

Podemos extender este control a nuestros dispositivos de impresión. No hay dudas que la mejor prueba para un sistema completo de toma e impresión es tratar de lograr una impresión lo mas parecida posible al original de una carta de color.

Sabemos, sin embargo, que hay una inevitable compresión de las altas y de las bajas luces en todos los sistemas de impresión, que los valores por debajo de 20 ( R:20 G:20 B:20) aparecen casi inevitablemente negros en cualquier sistema de impresión, y que los valores superiores a 249 (R:249 G:249 B:249) son blancos.

Si imprimimos valores monocromáticos, cada sistema agregará una tendencia de color, dado que logran el monocromatismo por equilibrio en el uso de colorantes individuales.

Las posibilidades de control son mayores si contamos con dispositivos estandarizados.

No hay duda que resulta más poético hablar de tonos oscuros, sombras, cuartos de tono, tinieblas o luces. Pero a la hora de proteger nuestra inversión, o de crear un entorno confiable para que la poesía tenga lugar, resulta interesante emplear un motivo calibrado.

Mariano Molinari
(Copyright Mariano Molinari)

 


 

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